jueves, marzo 29, 2007

Las zapatillas y el baño

“No conviene traer zapatillas llamativas al trabajo” Ese es uno de los consejos más recientes que El Diestro me dio el otro día en la hora de almuerzo. Las frases del Diestro surgen así, de la nada, puro prejuicio, pura palabra que mana desde quién sabe dónde, como si fuera un radio a transistor mudo que de pronto capta una señal.

-Por qué lo decís?- le pregunté, como casi siempre. El diestro pitó largamente su cigarro y luego dijo, como si estuviera diciendo algo obvio pero que es necesario echarle luz:

“Porque cuando tenes que ir al baño, si lo tuyo viene nauseabundo, los otros habitantes del baño podrán saber de quién mana el olor solo con ver tus zapatillas asomadas por debajo de la puerta…”

Es increíble, pero este tipo de comentarios, aunque parezcan tan irracionales siempre vienen acompañados por una explicación completamente racional… A veces me pregunto como es posible que todavía pueda seguir escuchando sus elucubraciones. Creo que vale más la explicación, más que la máxima en sí.

-Bueno, entiendo tu punto, pero… y qué te importa lo que digan los demás? O acaso tus compañeros de laburo cagan con olor a flores? Que no sean falsos- le esgrimí para ver si lograba rajar esa pared analítica del Diestro. Me miró y sin inmutarse dijo:

-No, pero la gente es así, una vez en mi trabajo sentí un fuerte olor a cannabis encendida y pude ver que en uno de los compartimentos asomaban, bajo la puerta, unas zapatillas grandotas – se acomodó en la silla y dijo:

-… bastó con buscarlas en los pies de cada compañero para saber cuál era el drogón.

-Ajá, y de qué te sirve eso? Acaso le vas a alcanzar un folleto para que deje las drogas?

-No- contestó sorprendido

-Bueno entonces dejate de joder- le dije enojado- voy al baño, cuidame las zapatillas por favor.


El Noi

viernes, marzo 23, 2007

Mi encuentro con Luis Landriscina

A los quince años se me había metido en la cabeza que, al saludar dando la mano, debía apretar fuerte como gesto de hombría. Ustedes comprenderán, a esa edad uno está en sucesivas construcciones y derrumbes de su propia personalidad, en un ensayo y error de sí mismo que muchos llaman “crecer”. Iba y venía practicando la sonrisa de Indiana Jones, el caminar pisando fuerte, el mirar a los ojos a las chicas que me gustaban...

Sentía la necesidad de afirmar mi hombría, de mostrar que estaba más cerca de Rick Blaine que de Marcelo Marcote y creía que, el apretón de manos, daba una imagen de hombre reposado y firme; que uno al presentarse debía marcar el piso con su huella. En esas cuarenta estaba cuando en la Feria del Libro de 1996 me encontré con Don Luis Landriscina.

La Feria del Libro, es ese lugar aburrido a donde la gente va a sentirse culturosa, a hacer notar su compromiso con ese postulado de que es mejor leer que mirar televisión. Así, la gente compra libros que leerá nunca jamás (y que están igual de caros que afuera), camina compulsivamente horas y horas, se aburre como un hongo en alguna charla debate de un ñato desconocido y le pide un autógrafo a Dolina después de hacer fila como un peregrino recién llegado a Compostela. Misteriosamente, luego de todo esto, sale confortado con el ego unos cuantos capítulos más grande.

Ese 1996, debo confesar, concurrí tres veces seguidas a ese antro del saber. Dos de ellas con mis amigos Henry y Coro. Recuerdo que dimos tres vueltas completas al predio solo para que, con cada ruedo, la promotora de la Fundación Huésped nos regalara un preservativo y que a modo de broma le hicimos firmar un libro de Rubén Darío al Negro Fontanarrosa. La vez restante la convencí a mi Vieja para que me acompañara.

Veníamos de dar vueltas buscando algun descuento, medio podridos de ver gente desconocida en los stand, a punto de irnos cuando, en el stand de Radio Nacional, lo vimos a Luis Landriscina entrevistado por un periodista que no memoro.

No se qué le pasaba a Don Luis, pero nos recibió con cara de vinagre, con un comprensible “a ver qué quieren” entrecejado en su noble rostro campesino. Aún así, mi vieja intentó cambiar unas palabras. Yo, en cambio, me quedé callado, esperando el momento de despedirnos, presumiendo que, tener quince años en ese lugar y con la madre, era una situación desfavorable, que solo podía remediarla con un buen apretón de manos, con fuerza...

Y apreté fuerte nomás. Bien fuerte. Su mano árida, sucumbía a la inconciencia mía. Fue un instante nomás. Un apretón bestial pero corto, acompañado de un “Qué tenga buenas tardes, un gusto” con voz impostada y la mirada firme y bruñida. Si el rostro de Landriscina había sido algo pétreo y desencantado hasta ese momento, cuando recibió el rigor de mi saludo, se transformó en una especie de mirada suplicante pero con algo de desprecio; Una suerte de “Me diste el mate frío, junagransiete”. Colorado se puso el hombre, el rojo de su piel contrastaba con su duro cabello sus ojos agrestes ardían visceralmente, en un tácito pedido de que lo soltase. Tanto así que se quedó un rato parado en el mismo lugar mientras nosotros nos íbamos contentos.

Luego lo vi pasar a uno de los Les Luthiers, pero no me dio tiempo a saludarlo, se ve que Landriscina le había pasado el dato nomás...

Permisoooo

EL NOI

lunes, marzo 12, 2007

Los Mosquitos

Estos días del Verano porteño, me preguntó en qué estaba pensando Dios cuando inventó a los mosquitos. Cuál es la función de estos insectos, que nos zumban en la oreja antes de dormir, en eso que llaman "la cadena trófica"?¿Pasaría algo si los mosquitos no existiesen?¿Se rompería el equilibrio ecológico? Han sido años en que estuve pensando este tema y tengo una teoría:


Teoría de los Mosquitos

I

El sexto día, a la nochecita, Dios había terminado su trabajo. Cuando estaba guardando todo en la caja de herramientas, se dio cuenta que le sobraba un poco de pastina y le dio lástima tirarla. Así fue como se sentó a pensar qué podría hacer con esa cantidad ínfima de materia.

Enfrascado en tales pensamientos, dos horas antes de las 12 de la noche del sexto día, el Dios decidió crear un casalito de animalillos más grandes que una hormiga roja y más chicos que una mosca. Era un bicho alado, que constaría de patas apestañadas, ojos como pequeñas esferas gris oscuro. y unos plumerillos diminutos semejantes a cejas invertidas por antenas. Una vez creado (con una pincita de depilar y un monóculo de relojero, estoy seguro) soltó a volar los ejemplares que creó (los Adan y Eva mosquiteriles, para ser más claros) para que ablandaran motores. Estaba encantado porque había usado casi todo, había quedado casi nada y esos restos los guardó en una bolsita de nylon, por si las dudas.

II-El primer pecado y la primera picadura o "Los mosquitos encuentran una tarea dentro de la Creación"

Al tiempo pasó lo del pecado original y eso. Dios andaba medio cabrero porque le habían fallado esos bichos llamados "hombres" en los que había puesto tantas esperanzas y, su ira no se calmaba con eso de "y parirás con dolor" o "ganarás el pan con el sudor de tu frente",a decir verdad, le parecían venganzas modestas y casi mínimas; cosas sin sentido dichas en el fragor de la bronca. Ahí fue cuando dijo "la venganza es un plato que se come frío" ( es mentira eso de que lo dijeron los árabes) y se le posó un mosquito en el aura triangular, lo tomó entre sus manos y dijo "ahhhhhhhh", pero no porque se le hubiese ocurrido algo, sino porque es dios y tantos años de eternidad le plantaron el vicio de hacer lo que siente ganas sin consultarlo antes, igual que los Viejos, digamos.

El mosquito estaba flaquísimo, más de lo que le es propio. Sucedía que no tenía forma de comer nada con la boca tan chica, daba lástima. Dios lo supo y entonces con el poquito de pastina que le había quedado le puso uno como aguijón. Al principio con la idea de que chupara agua, pero luego (rencoroso el tipo) dijo: "que le chupe la sangre al hombre y la mujer, ya van a ver lo que es bueno, muejejein".

Cuando, ya con sus picos infamantes, los vio perderse por los aires rumbo al codo de Adán, Dios se frotó las manos, sabía que se venía una grande, en frasco chico, claro está.

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Buenas Noches
El Noi


PD: ¿Que por qué creó a los Dinosaurios? Paciencia...
PD: ¿Qué habría pasado si la manzana de la sabiduría la comía un gusano?
PD: Coru es mi seudónimo de dibujante.