martes, mayo 29, 2007

De condiciones familiares e ideologías políticas

Todos los hijos de padres separados son o terminan siendo bolcheviques, psicobolches o anarquistas” disparó el Diestro. Así, sin anestesia, con esa impunidad sin buenas tardes que tiene a la hora de enunciar sus frases. Entrecerró los ojos y echó una bocanada de humo. “No falla” sentenció y se quedó mirándome como midiendo mi reacción, disfrutando la osadía incómoda de su capricho.

“Eso es un disparate grande como una casa, boludo. No todos los zurdos son hijos de padres separados”. Y agregué enojado mientras miraba la ventana: “dejate de joder”…

“No, seguro, pero si bien no todos los anarcos son hijos de padres separados, todos los hijos de padres separados son anarcos” y me pareció que sonreía.

A veces me da la sensación que el Diestro es, como Borges, un provocador. Todo el mundo sabe que Borges no podía ser racista como decía ser, porque tantos años de ceguera le impedían recordar como era un negro. Podía refutarle con mil ejemplos distintos que había un montón de hijos de padres divorciados que ni siquiera tenían militancia política, pero pudo más mi curiosidad… entonces lo dejé seguir:

“Mirá, la cosa es que los hijos de divorciados son gente que casi no cree en la familia como institución, porque en el fondo creen que es la culpable de sus desdichas posteriores y que, por ende, esta sociedad no puede funcionar y hay que cambiarla… El motor de todos sus actos es la bronca, por eso prenden fuego todo”

Le tiré un palo enjabonado a ver como se arreglaba, juro que en ese momento yo sentía ganas de afiliarme a algún partido revolucionario solo por contradecirlo:

“Bueno pero tal vez pase que les guste ser bolches, y que en vez de bronca sientan alegría, che…”

“Esa gente (que son los menos), Mariano, cree que gracias a su familia disfuncional pudo llegar a la verdad, a la felicidad, que gracias a la ruptura de su hogar hoy son felices. Lo celebran casi como una caída de la hipocresía, entendes?”

“Bueno pero entonces”, objeté, “el motor de lucha de esas personas no es la bronca precisamente y eso no lo estás teniendo en cuenta”

“¡Error!”, dijo eufórico, “los bolches alegres son gente que quieren que todos sean felices como ellos y sienten que esta sociedad le impide obtener la felicidad al resto del pueblo, esa es la fuente de su furia”

“¿Y por qué hay algunos que se tapan la cara?” le dije burlón

“Porque como los padres viven en hogares distintos, hay más posibilidades de que los reconozcan en la tele... y se llamen por teléfono para avisarse de la nueva, y que palabra va palabra viene se terminen reconciliando”

Ni siquiera le respondí, simplemente lo miré entre sorprendido y expectante. Me olvidaba que tiene respuestas para todo. Cuando el Diestro lanza una de sus teorías, como dije la vez anterior, el deleite es ver para donde dispara.

“Es gente a la que les parece indignante la estructura misma del concepto ‘familia”, dijo. “Ellos ven en el padre el autoritarismo represor del Estado y en la madre a la falsedad de la moral burguesa, que te enseña que esta mal mentir pero que cuando la llama la amiga pesada, te hace negarla tres veces por teléfono. El hijo, como te imaginarás, simbolizaría a las masas oprimidas…”. Pitó su cigarrillo largamente con un ademán excesivo y miró una chica de vestido rojo que pasó frente a nosotros. Se sentía triunfante.

“¿Y qué vendrían a ser los Abuelos entonces? ¿El Club de París?” le pregunté maliciosamente.

“No me vengas con pavadas” espetó. “Sabés muy bien que tengo razón, los hijos de padres divorciados son todos marxistas”

“O sea que, guiándome por tu teoría, puedo aventurar que los chicos de familias católicas, aparte de tener alta presencia en las parroquias y de vestirse con jeans viejos, buzos de frisa y zapatillas topper o Nike Feraldi, serían demócrata cristianos?

“Brillante” dijo el Diestro, y apuntándome como el Tío Sam con su cigarrillo, agregó: “y las pibas que escuchan radio Disney son todas de ultraderecha”

Después hubo que volver al trabajo y no se habló más del tema.

martes, mayo 15, 2007

Abstracción

Resulta que un Oficinista, que deseaba con urgencia misericordiosa sus vacaciones, puso como fondo de pantalla en su pc una foto de un atardecer en el mar: El sol se hallaba a mitad de camino entre el ábside del cielo y los primeros escalones del horizonte.


Días después, tratando de escaparse de la ensordecedora marimba de ires y venires, tomó sus dos manos, las curvó hasta formar una especie de binocular y las apoyó sobre sus ojos. De esa manera solo podía ver el atardecer, prescindiendo del monitor, de su escritorio, de sus compañeros, y de toda la oficina.

Largo rato quedó el hombre mirando, embelesado por esa vista exótica y profundamente natural. Los sonidos que lo rodeaban fueron desapareciendo a merced del ruido de olas que iban y venían en su imaginación, cada vez más fuertes, más sonantes. Surgieron sonidos nuevos: a lo lejos unos tambores, más cerca el murmullo sosegado y placentero de otras personas; desde la izquierda una música que invitaba a bailar. Desde la derecha, cada vez más débiles, crepitaban aún algunos sonidos de la oficina, hasta que desaparecieron...

El sol siguió bajando, las luces del cielo se tornaron de un violeta majestuoso, mientras nubes naranjas se quedaban con los últimos girones de sol. La música se hizo más cadenciosa, más provocante: sonaban timbales con su sonido seco y agudo. Hubo risas y, de pronto, aplausos. El oficinista bajó sus manos, vio sus pies enterrados en la arena, y una bebida. Miró hacia donde venían los aplausos, allí vio cinco mujeres bailando. Sin más se levantó y se dirigió hacia allí. Ni siquiera recordó su Oficina y tampoco se preguntó dónde estaba.

lunes, mayo 07, 2007

Los Dinosaurios en la Creación Divina

Hace un tiempo, cuando me preguntaba el por qué de la existencia de los mosquitos, prometí contar qué lugar tienen los dinosaurios en la Creación.

To
do el mundo sabe que, al principio, el Universo era similar a una gran Web en blanco y nuestro Dios hacía rato que venía con ganas de expresarse. A Él, a diferencia del resto de los escritores, nunca lo amilanó la hoja vacía, al contrario y en esas épocas antiquísimas, lo que estaba de moda no era abrir blogs sino crear mundos. Sin embargo solía pasar lo mismo: todo el mundo creaba planetas y, luego de un tiempo, la mayoría terminaba desanimándose y abandonándolos a la deriva. Luego, por circunstancias fortuitas, de esas q solo entiende Stephen Hawking, los planetas se juntaban alrededor de un sol y así se formaron los sistemas solares.

En el caso de la Tierra nos tocó un dios más persistente que los demás. No solo cuenta con más voluntad que los otros sino con talento. No nos pasó (por suerte) lo que a Marte, que lo colgaron en el espacio, le crearon tres o cuatro bacterias raras y nada más. No, en nuestro planeta Dios fue y es muy prolífico, aunque a veces se arrepiente y borra la mayoría de sus creaciones (como Roa Bastos) dejando algunas sobre las que luego evolucionan las creaciones posteriores. Así fue como, un día, posteó a los dinosaurios, esas miles de potenciales carteras de cocodrilo, y fueron un éxito de taquilla, tanto que parecían escritos por Casciari.

Al principio Dios estaba contentísimo, iba por las calles y si los arcángeles no le palmeaban la espalda era porque no sabían qué era eso. Es que estaban todos muy contentos en el cielo: esos bichos eran muy entretenidos; había mucha adrenalina, esa vida pre-cavernícola tenía mucha acción; Nada que ver con esas amebas primigenias o con la lentitud pavota de los trilobites, seguro que si el Paraíso hubiese sido un cine se llenaba de pop corn, maní con chocolate y celulares importunos. El Creador se sentía Steven Spielberg (pero sin gorra, por la tonsura luminosa) y los domingos, cuando no hacía nada, mandaba a unos ángeles a que se hicieran correr en jeep por algún Carnotaurus para esparcimiento de la parcialidad toda.

Sin embargo a los dinosaurios les pasó lo mismo que a Vin Diesel, Stallone y Charles Bronson: les faltaba inteligencia, creatividad y las situaciones (más allá de las evoluciones a lo Pokemón) eran más o menos siempre las mismas. Cuando no era un stegosaurio pastando, era una manada de Velocirraptors persiguiendo un Gallymimus o a un pobre compsognatus… Tampoco ya causaban gracia los gritos de los Diplodocos cuando debían defecar las enormes piedras que tragaban para la digestión. Y así, no solo se pudrieron los visitantes sino que también se pudrió El Autor… La gota que colmó el vaso fue cuando por millonésima vez se pelearon un Triceratops y un Tiranosaurio en un homenaje al Mundo Perdido de .Conan Doyle. Ahí se decidió a hacer otra cosa… dijo que estaba encasillado en un estilo y con la punta de un asteroide borró todo de nuevo…

Entonces, una mañana, mientras se afeitaba frente a un espejo, mirándose fijamente, sintió de nuevo esa cosquillosa inquietud que trae una idea nueva y se le ocurrió lo de los humanos. Ahí se armó el asunto. Pero esa es harina de otro costal…

La Consigna: Si fueras dios, ¿Qué animal crearías y qué características tendría?