domingo, abril 13, 2008

Cuatro

Despues de mucho tiempo acá estoy. ¡Si! No me olvidé de que atrás de esta ventana hay gente que sigue pasando a ver en que anda este tipo un tanto neurótico que vengo a ser yo.

Perdón por no ser muy creativo en lo que voy a decir pero es increíble lo lento que pasa una hora en un consultorio médico y lo rápido que se van cuatro meses. De pronto me fui a dormir un 21 de diciembre con una nota sobre Serrat y me desperté en abril con el pescado sin vender. Increíble.

Y no voy a venir con el cuento de que no se me ocurría nada, o de que sentía la necesidad de tomarme un tiempo. Para nada: ni ganas ni ideas faltaron... hubo ausencia de tiempo. Hubo irme de la empresa en la que trabajé desde mis diecinueva años y durante ocho temporadas... hubo madrugadas que antes no tenía y una jornada laboral actual de diez horas en una empresa de computación. Y está el proyecto de mi vida junto a mi Mujer, y toda la fuerza que hay que ponerle a eso.

Esta nota viene a ser un llamado para decir a quien quiera leerme que estoy vivo. Que no se me terminaron las palabras y escribo quizá más en carne viva que nunca. No se va a dar seguido: no comulgo con los blogs que hablan demasiado de la vida privada sin ponerle una pisca de imaginación, pero hoy lo necesito... Será porque mañana cumplo cuatro años en la red de redes dándole a la catramina a ver si en una de esas arranca y quiero mirar un poco hacia atrás con ustedes para ver en qué cosas acerté, en qué cosas fallé, ver qué carajo hice en todo este tiempo...

Mi primer blog se llamó Cavilaciones de un Oficinista y mi seudónimo era Coru. Era un blog serio, más político, muy Galeano, poético... el más prolijo, maduro y constante de todos los que hice, pero a la vez el más incompleto: tanto lo había estereotipado, que de pronto se había quedado sin lugar para el humor. para el cambio. De pronto el que lo escribía era otro muy distinto al que iba surgiendo. El del blog era el que yo creía / quería ser, un personaje políticamente comprometido que creía que para ser un buen artista debía forzarse a ser de izquierda... y Yo sin ser un liberal o un conserva tampoco soy un revolucionario.

Con el paso del tiempo, y como una metáfora de mi vida, el oficinista fue escapándose de la oficina y el blog pasó a llamarse Cavilaciones a secas. En mayo del 2006 publiqué la última nota: me había puesto de novio y sentía que ese Coru que ahora firmaba como hoy firmo ya no me representaba. Sin embargo no le cerré la puerta, todavía tengo un poco de nostalgia de ese blog soñador, donde tambièn descubrí mi beta periodística. Me hubiera gustado mucho que trascendiera, que se convirtiese en libro: que me hubieran reconocido por él.

Refresco fue un experimento que hubiera merecido mucha mejor suerte de la que tuvo. Si no llegó más lejos fue por las diferencias insalvables que tuvimos los que lo escribiamos. La idea era sencilla: la realidad de la vida cotidiana a veces necesita ser mejorada con la imaginación para que pueda ser interesante y para que, por consiguiente, pueda ser contada. Con Tango, la otra pata del blog, coincidíamos en que no tiene caso decir "fui a comprar tomates", así a secas, aunque así haya sucedido: es mucho mejor mentir un poco y decir "fui a comprar tomates y cuando llegué el verdulero estaba haciendo pis en la lechuga". Esa era la idea principal.

Fue un blog cosmopolita. Sin ser un exito masivo teníamos lectores de España, Venezuela, Estados Unidos, Uruguay, México; en Argentina nos seguía gente de Rosario, Córdoba, Mendoza. La interacción con ellos se hizo importante... un poco por eso empecé a concebir la idea de que el blog se pareciera cada vez maś a un programa de radio y propuse poner consignas para encaminar un poco los comentarios, para que aportaran y mejoraran la nota. De ahí a hacerse programa de radio hubo un paso.

Desde julio a diciembre de 2006 nos lanzamos a la aventura de transmitir Refresco en una emisora barrial que era tan grasa que el proyecto murió de un ataque cardíaco por arterias tapadas: Las diferencias entre los que escribíamos se hicieron tan notorias que se fue todo a la mierda. Finalmente terminé por pudrirme de Refresco sepan disculpar la expresión. Yo había dejado de sentirme reflejado con ese Noi trasnochado y eternamente adolescente. El mayor error que advierto no es solo el hecho de la falta de madurez para encarar cada escrito sino la triste falla de soñar proyectos antes que concretarlos.

Sin pensarlo, un día me encontré escribiendo en Lalocura el blog de Lalo Mir. Todo empezó de un modo más que extraño: me enfermaba que el tipo no respondiera los mensajes de los lectores. Y un día le escribí diciendo "che loco respondé los mensajes no te hagas el estrella". Y se ve que mucho no le gustó... Al otro día tenía un mail del tipo que me preguntaba quién era y que por qué me parecía mal que no respondiera. Mail va mail viene un día le escribí en referencia a una nota suya sobre los juguetes de antes. No sé por qué le gustó y lo mandó como nota.

Tengo que reconocer que era una nota escrita mirando el futuro con la nuca, como diría Mafalda y suscitó odios y apoyos por igual. Había gente que me acusaba de quáquero y de retrógrado, otra que coincidía. En fin, creo que exageraba un poco mi postura, pero se ve que gustó.... La segunda no me gustó mucho, y a Mir tampoco. Hablaba de esa manía de los medios por generarte culpa por las cosas que comés y si bien tuvo buena repercusión le faltaba alma, por así decir. Después vinieron el Club de la Pelea (laburo conjunto, un placer) y dos notas que me llenaron de orgullo: El Manual del Asador Argentino.

Escribir en el blog de Lalo fue un puente que me permitió descubrir lo lindo que es la respuesta masiva de la gente y gracias al que pude saltar de los blogs anteriores sin quedar en la calle. Durante un tiempo anduve como bola sin manija, con la idea de hacer algo pero sin saber qué. Así nació este singular espacio donde hoy me hallo. El nombre no lo se explicar, aunque tal vez venga de que la idea original era publicar una serie de ideas un poco caprichosas que tengo; teorías volubles y antojadizas que a veces vierto en mi grupo de amigos y que refuerzo con la frase "No me vas a decir que no".

Acá van a encontrar ecos de todas mis voces anteriores. La idea de este blog es también hallar mi propia voz por primera vez desde que escribo: no encasillarme en el humor o en la beta seria, saber equilibrar todos los idiomas con los que puedo hablar. Por fin puedo decir que quiero ser escritor. Les prometo que no me importa la fama sino el hecho de poder ser reconocido por hacer algo bueno que me trascienda el día que yo no esté.

Permiso...